Este pequeño restaurante de pinchos antes de ser un restaurante era un garaje. Convertimos esta planta baja en un local diseñado al centímetro para cumplir normativa y expectativas del cliente. Creamos una gran barra donde alberga servicios y además es la exposición de todos los pinchos.

Trabajamos sobre un concepto de un bar/restaurante de pinchos desenfadado y marinero. Situado en primera línea de mar en la localidad de Altafulla, un pueblo playero en Tarragona. El azul y los elementos playeros tenían que hacer vibrar, por ello trabajamos con unas baldosas azules y blancas con formas geométricas que nos recordaban a las sombras del sol en verano. Como el local no tiene mucha altura, proyectamos un material acústico en el techo que también nos proporcionaba una textura agradable.

Las paredes con microcemento color arena, junto con un mobiliario reutilizado de otro negocio y algunos detalles como espejos redondos conseguimos el conjunto armónico que se buscaba. El interiorismo del restaurante tenía que ser llamativo, creativo, acogedor y mediterráneo.